El proyecto
comienza ‘distanciando’ La Friche de la ciudad que le rodea. Para ello se
genera un acceso directo que va desde la estación de tren hasta el lugar. Este
acceso se realiza mediante el empleo de un modo de transporte ‘innovador’, la
bici, ya que en la actualidad esta no se encuentra presente en la ciudad de
Marsella. Los usuarios llegarían a la estación de tren y dispondrían de una
zona de préstamo de bicicletas para recorrer el camino que les llevaría hasta
la Friche.
Una vez habiendo
llegado a su destino se dispondría un espacio para dejar las bicicletas durante
la estancia de los usuarios dentro de la Friche. Estas se depositarían en los
muros que se encuentran en la puerta antes de entrar, pudiendo llegar a
colgarse también en caso de ser necesario (al igual que se presentaba en la
estación de trenes).
Una vez en el
acceso la masa de árboles localizados en este jugaría con la curiosidad de los
usuarios no dejando ver lo que se ofrece en el interior. A medida que se van
adentrando comenzarían a observar gradualmente La Friche.
Ya en el interior
los usuarios contemplarían un entorno completamente repleto de graffitis,
estando estos presentes en todos los paramentos e incluso en el pavimento.
Estos graffitis representan la idea de integración y diversidad y se
presentaría como un espacio cambiante ya que cada persona que quisiera podría
ir y dejar su huella, y así, de alguna manera ser partícipe y apropiarse de este espacio.
En la primera
planta, ya situados en un entorno más estancial, los usuarios mientras hicieran
uso de la terraza del restaurante se encontrarían en un entorno que se
presentaría como una continuación de lo observado en planta baja. Además al fondo
se dejaría entrever el conjunto de árboles que conformarían el espacio verde
estancial localizado en el acceso noreste de la Friche, donde actualmente se
encuentra el parking.
Como punto final encontraríamos la cubierta. En la parte más alejada de esta se localizaría un mirador rodeado de unas piscinas de aceite que crearían el efecto de espejo perfecto generando en el usuario la sensación de evasión del lugar. Desde aquí cambia la visión de la ciudad, pudiendo observar las medianeras de las edificaciones del entorno, pintadas con graffitis. Se ofrece un punto de vista de la ciudad que solo puede observarse desde este espacio.
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