Introducimos los olores característicos de Marsella en superficie a sus paradas de metro subterráneas. De esta forma se consigue que los usuarios de la red conozcan su situación geográfica en cada una de las paradas. Además se creara una red bajo tierra, ofreciéndonos como resultado un modo diferente de conocer la ciudad.
Cada una de las paradas, tal y como se merece, es estudiada de forma singular
La primera parada que se aborda es la del viejo puerto.
Se plantea una nueva parada, que responde con un potenciación del olor y mayor cantidad introducida del mismo al interior de la parada teniendo en cuenta las preexistencias que la rodean.
Los olores característicos de esta zona son el olor a mar y a pescado.
Se desarrollan múltiples soluciones hasta optar por la propuesta. Envolvente adecuada para captar el mayor viento posible de manera natural, favorecida por su forma curva que facilita la entrada del aire al interior de la parada debido al propio movimiento del viento.
La composición externa de la estructura consta de una combinación espejo-transparencia.
El acabado de la estructura supone un reclamo para el viandante, la percepción del paisaje quedará alterada al aparecer como resultado un panel en el que se muestran los dos planos contrapuestos de visión.
La integración de la estructura en el paisaje supone una solución liviana.
Por otra parte aprovechando los condicionantes existentes, se propone crea una zona con pavimento transparente que deje pasar la imagen proyectada por el pabellón de Norman Foster. De tal modo se le aporta al usuario una conexión visual con el exterior apoyada en el interés olfativo base del proyecto.
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