martes, 27 de mayo de 2014

6.6 G8 UTOPIA URBANA. LA FRICHE

El proyecto comienza ‘distanciando’ La Friche de la ciudad que le rodea. Para ello se genera un acceso directo que va desde la estación de tren hasta el lugar. Este acceso se realiza mediante el empleo de un modo de transporte ‘innovador’, la bici, ya que en la actualidad esta no se encuentra presente en la ciudad de Marsella. Los usuarios llegarían a la estación de tren y dispondrían de una zona de préstamo de bicicletas para recorrer el camino que les llevaría hasta la Friche.

La calle que proporciona el acceso se peatonalizaría para ser usada por los ciclistas y peatones dejando para acceso en automóvil las que se presentan a los alrededores. Durante todo el recorrido en bici se presentaría un ambiente natural rodeado de árboles que proporcionaría la sensación de aislamiento del entorno a los usuarios, estos no reconocerían por dónde están pasando y por tanto no sabrían exactamente en qué lugar se encuentran en cada momento.


Una vez habiendo llegado a su destino se dispondría un espacio para dejar las bicicletas durante la estancia de los usuarios dentro de la Friche. Estas se depositarían en los muros que se encuentran en la puerta antes de entrar, pudiendo llegar a colgarse también en caso de ser necesario (al igual que se presentaba en la estación de trenes).

Una vez en el acceso la masa de árboles localizados en este jugaría con la curiosidad de los usuarios no dejando ver lo que se ofrece en el interior. A medida que se van adentrando comenzarían a observar gradualmente La Friche.
Ya en el interior los usuarios contemplarían un entorno completamente repleto de graffitis, estando estos presentes en todos los paramentos e incluso en el pavimento. Estos graffitis representan la idea de integración y diversidad y se presentaría como un espacio cambiante ya que cada persona que quisiera podría ir y dejar su huella, y así, de alguna manera ser partícipe y apropiarse de este espacio.


En la primera planta, ya situados en un entorno más estancial, los usuarios mientras hicieran uso de la terraza del restaurante se encontrarían en un entorno que se presentaría como una continuación de lo observado en planta baja. Además al fondo se dejaría entrever el conjunto de árboles que conformarían el espacio verde estancial localizado en el acceso noreste de la Friche, donde actualmente se encuentra el parking.


 Como punto final encontraríamos la cubierta. En la parte más alejada de esta se localizaría un mirador rodeado de unas piscinas de aceite que crearían el efecto de espejo perfecto generando en el usuario la sensación de evasión del lugar. Desde aquí cambia la visión de la ciudad, pudiendo observar las medianeras de las edificaciones del entorno, pintadas con graffitis. Se ofrece un punto de vista de la ciudad que solo puede observarse desde este espacio.



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